martes, 8 de diciembre de 2015

Somos el niño

Tú puedes ver que un niño se molesta y le desea la muerte a quien sea, hasta a su madre. Puedes ver, que después de arrinconarse a llorar, es como si nada pasó. Y si inventaran una máquina para leer pensamientos, puedes comprobar que ese niño que estaba molesto, ahora está alegre. Así de rápido y simple.

El cielo nublado le quita el color amarillo a la luz del sol. Y cae agua, rayos... Posteriormente, los árboles respiran la luz del sol con un verde más brillante.


El agua que cae por un abismo.


El fuego que se queda sin nada que quemar.


El aire que invisible moviliza universos.


La tierra que parece nada.


Me gusta la simpleza. Explicar lo humano con la naturaleza misma. "como es afuera es adentro". Y aunque simple, no hay nada más complicado que tomar lecciones del maestro natura.


Pero el punto que vengo a traer a colación es que, pareciera que se lo toman muy en serio. La molestia del niño, las nubes tapando el sol, el agua que cae por el abismo temblando de miedo. Pareciera que va muy en serio, pero lo que no sabemos es que son unos niños.


Y los niños siempre están jugando.


Y siempre que estemos jugando, siempre, estaremos concentrados pero ríendo. Porque si el agua cayera con miedo, no llegaría al mar. Si el niño se molestara en serio, con esa imaginación latente, cómo va a sonreír después?


Yo creo en aquellos que dicen tener una baja autoestima, pero su risa es contagiosa a 100km a la redonda. Soy de aquellos que hacen favores pero mientras te lo hacen, van reclamandote mil y un quejas. Entiendes? Te reclaman y se molestan pero TE HACEN el favor. Soy de aquellos que se vuelven locos de vez en cuando, y en medio de la locura grita: Que vivan los cuerdos!



Creo en el que presume de sus errores como si fueran conquistas. Creo en el que se duerme en el mueble de su casa pa' no molestar a su huesped. Creo en el que hace bromas pesadas al que más confía en él. Creo en el que por la boca destruye a su enemigo, pero en sus adentros, solamente le desea lo mejor para su vida, como si fuera su hermano. Creo en el sárcastico, el que se burla para luego pedirte disculpas. Creo en el que no cree en nada. Creo en el que cree todo.



Creo en el que se viste de niño, para que puedan verlo como en verdad es. Un corazón latente, que vive.



Creo en los que son como vosotros. Unos niños. Y estamos SIEMPRE JUGANDO, aunque creas que es en serio.


Porque somos buscadores, y no somos de seguir el montón. Ni caminamos con los ojos cerrados, ni nos dejamos confundir. No dejamos que nadie nos diga cómo actuar, qué sentir, qué pensar. Somos buscadores, respondemos a una necesidad interna. Queremos ser felices, queremos ser curiosos, queremos ser niños y no importa que seamos viejos. Porque hay de quien se acuerda cuando fue niño y se da cuenta que en esos años era feliz. Pero crecer es dejar de ser feliz? Crecemos orgullosos como la montaña queriendo tocar el cielo, pero cuando la montaña llega a su punto más alto, el cielo se aleja para que no pueda tocarlo. Somos buscadores, no somos como el montón. Somos inocentes y guardamos nuestros corazones como lo mejor que tenemos.

Cuando llega el adulto, el niño se pierde.


Y yo no creo en los adultos. Pero no me confundas. A veces alguien me lee y confunde lo que quiero expresar y entiendo que la falta es mía, por no ser suficientemente claro.


No creo en los adultos, en esos que siguen herencias, que copian arquetipos, que copian personas y hasta sentimientos.




No vengo aquí a decir que no hay que crecer, que hay que quedarnos en la etapa infantil.




No creo en los adultos que asumen tenerlo todo, saberlo todo. No creo en los adultos que guardan rencores. No creo en los adultos que abandonan al niño que una vez fueron.


Sí creo en adultos prósperos, perseverantes, trabajadores, luchadores, responsables. Son cosas de la vida, uno tiene que crecer, ser hijo y ser padre. Pero jamás abandonar al niño que llevamos dentro. Así somos, buscadores.
Porque Tendrás lo material, y cuando lo tengas, qué pasará si abandonaste al niño que eres?


Reímos y lloramos como dicte el momento. Soñamos nuestro futuro. El pasado no nos pesa porque lo que no entendemos se lo preguntamos al maestro sin pena, con inocencia.




Porque somos niños y estamos jugando. Y jugando se dice la verdad.