sábado, 14 de enero de 2017

¿Por qué es ilegal?

¿Alguna vez te hiciste esa pregunta?


Les recomiendo este documental. Que aunque es muy viejo, responde esa pregunta "¿por qué es ilegal?" tomando como ejemplo a EE.UU.

Saque usted sus propias conclusiones. 


viernes, 13 de enero de 2017

El Antagonista Del Amor

Poco comprensible me pareció la enseñanza del maestro. ¿Es el miedo el antagonista del amor?


Toda la vida pensaba que era el odio el antagonista. Aunque la paradoja se me presenta cuando me doy cuenta que, la persona que odia, no puede desprenderse del objeto de su odio. Sí, es paradójico que le pongas atención a eso que odias. No importa si es una persona o es política. Cualquier cosa que odies, debes admitir que en verdad toda tu atención está puesta en ello.

El odio no es más que amor incomprendido. El amor es el color blanco (suma de todos los colores) y el odio es el color negro (ausencia de color). La simbología del blanco/negro es, en mi opinión, la más simple para ejemplificar las cosas. El blanco es la suma de todos los colores, es decir, el amor es siempre sumar, siempre "sí". El negro es la ausencia de los colores, por esto, odiar es sencillamente tener el potencial para juntarlo todo. El vacío del color negro, está siempre esperando que algún color lo llene. El negro existe solo para ser llenado, lo vacío existe solo para ser llenado. El odio existe solo para amar. 

Por eso siempre digo que aquel que odia mucho, solamente está esperando poder amar mucho.

Pero a todas estas, ¿cómo ejerce su antagonismo el miedo?. El miedo paraliza. El miedo no permite crecer. Pone a temblar lo que debería ser firme. El miedo no confía en nada, a todo le dice "NO". En cambio el amor siempre confía, aunque ya le hayas mentido, está dispuesto a volver a confiar. Es por esto que el amor rige el universo. Por eso Jesús te ha dicho: "Dios es amor". Y por eso el universo siempre está en constante expansión, siempre creando y conociendo, siempre experimentando y uniendo. Siempre curando lo enfermo, reparando lo dañado. Siempre dando otra oportunidad. Siempre te da la libertad de elegir si quieres crecer o no. Jamás se impone, por eso, no existe nadie capaz de separar lo que se unió por amor. El amor sufre por decisión propia. Es tan grande, que se sacrificaría por un perro. Nada existe que pueda compararse a la grandeza del amor.

Y el miedo pone en peligro toda esa grandeza.

Tenemos miedo. Tenemos miedo de lo nuevo, de lo desconocido. Eso está bien, pues, el miedo forma parte del cuerpo, así como el amor. Somos 99% miedo, y apenas 1% amor. El miedo no es más que un joven estudiante que necesita aprender lo que significa ser libre.  El miedo es un potencial en sí mismo. Es tan potencial que se paraliza a sí mismo. Tiene tanto poder que no encuentra cómo esparcirlo. El miedo no es más que esa semilla que necesita romperse para poder crecer.

Necesitas perder el miedo para que veas cómo todo nace a tu alrededor. Acaso, ¿no es un hijo aquel sentir, aquella idea, aquella convicción que nace de la nada? esa semilla en tu ser que representa un potencial. Tienes algo creativo. No puedes suprimirlo. Siempre estás creando semillas. Pero son sólo semillas, necesitas la tierra para que en verdad nazcan. Para que puedan crecer y dar frutos. Todos tenemos ese potencial. Existir, es ya estar en ese pequeño comienzo con el que se hacen las grandes cosas.

Pero la tierra es fría, oscura y dolorosa. La semilla no la pasa bien, se le ha roto la capa protectora y tiene que salir a la oscuridad, al frío, a empujar el montón de tierra que tiene encima para poder salir a la luz. Y una vez que sale a la luz, ahora comprende que la tierra también la pasó mal y en realidad te estaba pariendo. Ahora es tu madre, te dará todo lo que necesites para alimentarte y puedas crecer para lo que has sido destinado.

Ese amor que siento por ti, es un hijo que he dado a luz. Y cuando aparece el hijo, aparece también la madre. Soy también la madre de ese sentimiento, lo cuido y lo protejo para que pueda crecer. Me hace feliz verlo crecer. Cada vez es más grande lo que siento por ti. Pero nadie nos enseña a ser hijos, nadie nos enseña a ser madres, nadie nos enseña a cuidar. Entonces lo descuidé tanto que un día murió. Y fue una pérdida muy grande, he perdido a mi hijo, estoy viviendo el duelo. Ya nada será igual. Pero me haz dejado una enseñanza. Jamás la olvidaré, para que no vuelva a repetirse.

Y así, todo lo que creamos (mente) lo sembramos en la tierra (cuerpo) para que pueda nacer (acciones). Y lo cuidarás tanto como lo quieras.

Y si no eres capaz de perder el miedo, entonces te estás desperdiciando. Todavía estás aprendiendo a ser libre. Y para aprender, lo primero que necesitamos saber es que no sabemos. Que somos inexperiencia esperando la experiencia. Y el maestro (vida) siempre encuentra la forma de enseñar. A veces nos deja solos, a veces hace presencia para que le preguntemos nuestras dudas. A veces nos reprende o sencillamente hace silencio. Encontrará la vía para que puedas comprender más allá de tu intelecto. Para que tomes la enseñanza como una verdad interior.

Siempre recuerdo mi pregunta insistente: ¿Qué debo hacer?.

Siempre me respondía: Sé como el agua.

Y como el agua, broté de un manantial. Me estanqué. Llené vacíos. Estuve donde nadie quiere estar. Luego salí a la superficie a tumbos de ciego. Llegué a un lago y fui alegre y sereno, pero me evaporé, me desprendí en millones de pedazos y subí al cielo. Tuve miedo. Me precipité en la montaña. Me dejé caer y emprendí mi camino. No sé hacia dónde iba, pero seguía caminando. Me encontré un abismo. Me dio miedo, pero me lancé a la aventura. Ese abismo, por mi valentía, ahora es una cascada. Ahora soy un río, volteo y puedo contemplar el camino que me he labrado. Llegué al mar y me fundí en la inmensidad.

Sé valiente como el agua. Pierde el miedo. Duele, pero encontrarás la verdadera felicidad en la inmensidad del mar.