miércoles, 23 de marzo de 2016

El Genio Asesino

Soñaba...

 O imaginaba...


Me encuentro una lámpara dorada, la froto y aparece Akinator (el genio de aladdín) sorprendido, ya empezaba a pensar mis deseos.

Quiero... Deseo ser feliz, quiero que me ahorres todo el trabajo de descubrimiento interno, ese trabajo en el cual te encuentras con las dos polaridades de tu alma y por amor, elijes el lado positivo.

Deseo en segundo lugar, vivir 300 años. Pero como la película esa de Benjamin Button, quiero llegar hasta los 34 años y mantenerme ahí. Es que quiero verme con canas y algunas arrugas, pero jamás perder la vitalidad de la juventud. Creo que a los 34 queda bastante energía todavía. Me aterra la eternidad, pienso que todo necesita un descanso. Pienso que el alma cuando cumple su función, se deja desaparecer para poder descansar. Descansar de tanto existir. Quién sabe si luego vuelve a trabajar. 80 años es una vida plena, pero yo deseo vivir 300 años. Me gustaría influir al menos en 4 generaciones.

En tercer lugar, quiero amar incondicionalmente. Quiero ser fuente de amor. Que todos tomen de mí si necesitan, pero jamás defraudarlos. Quiero estar colmado siempre, que esa fuente nunca se acabe.

En cuarto lugar, deseo una mujer que me acompañe. Pero tiene que amarme y yo tengo que amarle, no sé si te estoy pidiendo 3 deseos en uno solo. Pero comprendo la dificultad existente cuando dos personas quieren amarse. A veces no alcanza, a veces sobra, a veces no saben simplemente qué hacer. Pero deseo eso, una mujer que me ame. Y que yo la ame, y que viva 300 años también. Y que nuestro vínculo duré todo eso. Creo que son muchos deseos, pero tú eres el genio, tú sabes lo que te estoy pidiendo.

En 5to lugar, quiero 300 aventuras. Ni más ni menos, una aventura por cada año de vida. Tú sabes que soy adicto a la adrenalina y soy adicto a la curiosidad, a la creatividad, a las cosas nuevas. Sabes que me gusta fluir como un río. Respeto el lago, pero lo mío no es acumular, lo mío es fluir.

En 6to lugar, quiero colmar de riquezas a los míos. Aunque suene egoísta, quiero que las personas que yo estimo vivan bien. Tú eres mi genio, te pediría erradicar la pobreza en el mundo, pero creo que tú también tienes límites.

También quiero aprender los oficios de mecánico, carpintería, albañilería, pintura... Quiero aprender varios idiomas, elije cualquier idioma que quieras enseñarme pero no olvides el portugués, sabes que es el idioma que más me gusta.

Quiero que transformes mi inteligencia en sabiduría, quiero que me enseñes a dominar mis facultades humanas. Enséñame los secretos que tú sabes. Quita mis defectos, transforma todo el plomo que llevo encima, transfórmalo en oro. No seas humilde, yo sé que eres hasta alquimista.

Por último, cuando me toque morir, quiero conocer a dios. Quiero pasar una tarde con él, preguntarle un montón de cosas. En verdad no entiendo cómo hizo todo esto. Por favor, aunque me mate, quiero conocerlo. Quiero pasar una tarde de camaradería con él. Tomarnos unos tragos, de repente fumar, quiero brindarle mi confianza y que él me brinde la suya, reírnos y ya está.

Eso es todo lo que quiero.



Pero mientras yo hablaba y pedía y pedía... El genio nunca dijo una sola palabra. Al final, lo único que dijo fue: te quería decir que solamente puedo concederte un deseo, no más.

Y el tormento de tanto pensar en un solo deseo... Me mató.
 

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