jueves, 16 de marzo de 2017

Etimología

Conocer. Hablar de lo que conoces requiere experimentar todo junto.

No me hables de trabajo si no conoces la pobreza.
No me hables de dinero si no conoces el valor.
No me hables de valor si no conoces el amor.
No me hables de amor si no conoces el sacrificio.
No me hables de sacrificio si no conoces los vínculos humanos.
No me hables de humanos si no conoces de qué están hechos.
No me hables de hechos si no conoces la memoria
No me hables de memoria si no conoces la conciencia.
No me hables de conciencia si no conoces la ciencia.
No me hables de ciencia si no conoces la frivolidad.
no me hables de frívolo si no conoces la filosofía.
no me hables de filosofía, si no conoces en qué muere.
No me hables de hombres libres, si no leíste a Heidegger.
No me hables de paz si no conoces el conflicto.
No me hables de conflicto si no conoces el coraje.
No me hables de valores si no conoces el ser.
No me hables del ser si no conoces el no-ser.
No me hables del No-ser si no conoces la meditación.
No me hables de meditación si no conoces lo vacío.
No me hables de vacío si no conoces con qué puede ser llenado.
No me hables de lo que llena si no conoces lo que alimenta.
No me hables de alimento si no alimentas tu alma.
No me hables del alma si no conoces la mente.
No me hables de la mente si no conoces al cuerpo.
No me hables del cuerpo si no conoces al ego.
No me hables del ego si no conoces el espejo.
No me hables de espejos si no conoces la dualidad.
No me hables de dualidad si no conoces de dónde proviene.
No me hables de la providencia, si no conoces la nada.
No me hables de la nada, si no conoces el tao.
No me hables de Dios si no conoces el ateísmo.
No me hables de ateos, si no conoces la fe.
No me hables de fe si no conoces lo verdadero.
No me hables de la verdad si no conoces la mentira.
No me hables de la mentira si no conoces tus sentidos.
No me hables de los sentidos si no conoces el sexto y séptimo sentido.
No me hables de chakras si no conoces  al maestro.
No me hables de maestros si no conoces al discípulo.
No me hables de discípulos si no conoces el misterio.
No me hables del misterio si no conoces la vida.
No me hables de vida si no conoces la muerte.
No me hables de muerte si no conoces lo imperecedero.
No hables por hablar si no conoces tu lenguaje.
¿Por qué soy como soy? no me hables hasta conocer que eres lo que eres.
Y no somos nada. Pero también somos todo. ¿Acaso no conoces la dualidad?
La dualidad existe, pero no me hables hasta que conozcas de dónde viene.
No me hables si crees que soy solo una anatomía. Al menos conoce la anatomía y te escucho.
Cuando conozcas la anatomía, dime : ¿qué hace al corazón latir?
No me hables de corazones si no conoces la energía.
No me hables de energía si no conoces la armonía.
No me hables de armonía si no conoces un mandala, o la música, o la vibración.
No me hables de vibraciones si no conoces la bocina que vibra lento, y por esa lentitud, puedes percibir su sonido.
No me hables de percibir si no conoces la luz.
No me hables de luz si no conoces el espíritu. Y la vibración de la mente. Y la vibración del espíritu. Tan rápida que los sentidos no la perciben. Y existen.

No hables de mí, si no conoces la profundidad abismal detrás de cada palabra. Detrás de mis ojos.

Lo que se muestra, nunca es más que lo que permanece oculto.



Enseñame lo que conoces, no te lo guardes, aunque sea poco.

Yo te enseño lo que soy y no soy. Tengo abismos insondables. Ciudades amuralladas, pueblos que construyen, límites y cosas imposibles: mi universo. Aquí escribo una pizca de mí, y sigo creciendo. Y decreciendo.

A veces cuesta encontrar personas dentro de los cuerpos. Soy un testigo esperando a que salgan.

Para conocerlas.

No hay comentarios: