domingo, 23 de julio de 2017

Depresión

Veo que muchos hablan de la depresión. He notado que pocos son los que dan con la verdadera razón de ser de la depresión.


Antes que nada, debo aclarar que hablaremos de la verdadera depresión. No de aquellos que dicen estar depresivos para llamar la atención. Que por cierto, es la forma más estúpida que tienen las personas para llamar la atención.


Es difícil hablar de la depresión, porque todos parecen saber de qué trata, pero cuando intentamos explicarla, las palabras no alcanzan. Palabras vacías... Así podemos llamar también a la depresión: Palabras vacías.


Desazón, descorazonado, abatido, melancólico, abismo... Podemos ponerle el nombre que queramos, pero no existe nada en el mundo que sea más personal que la depresión.


Pasemos a la imagen. Es que todo lo que existe afuera, existe adentro. ¿Qué imagen existe en el mundo que refleje el estado de la depresión en el ser?


Lago seco


La imagen del alma en depresión, es exactamente igual a la de un lago seco. Es que hay una grieta en nuestro ser por donde se nos escapó nuestra agua (emociones, energía) y en un lago seco, no cantan pájaros, no hay vegetación, hasta el mismo cielo se ve opaco desde acá.


¿Cómo nos hemos metido en esta situación? eramos serenos, la alegría externa se reflejaba en nuestras aguas, pero algo ha pasado y ahora se nos escurrió todas las razones que teníamos para vivir.


La razón que nos llevó a esta situación, es sencilla: Falsas creencias. 


La depresión es un signo de falsas creencias y aunque busquemos ayuda en amigos, terapeutas, familiares... Parece que todos son capaces de ver, pero como decíamos en un principio: nada hay más personal que la depresión. Somos nosotros mismos los que tenemos que descubrir nuestra falsa creencia, esa que nos ha hecho una grieta en el alma y que ahora pareciera que el destino y el mundo obrara en contra de nosotros.


Pero tampoco estoy ignorando la conmoción de perder a nuestros padres, por ejemplo. Nuestro ser reacciona ante la depresión preguntándonos nuestro propósito en la vida y dudando del poder supremo, lo cual nos deja una grieta en el alma y todas las cosas que nos importaban, ahora ya no importan y con absoluta certeza, experimentamos una pérdida de nuestra voluntad de vivir.


Sea cual sea la situación que nos llevó a este estado del alma, lo seguro es que tengamos que enfrentarlo. Porque una grieta no se tapa haciendo como si no existiera, ni tomando antidepresivos y dañando nuestros neurotransmisores de dopamina y serotonina y quién sabe cuáles otros más. Ni durmiendo todo el día, ni recurriendo al alcohol, drogas y sexo.



¿Cómo sellamos la grieta de nuestro lago y volvemos a contentarnos? Es el trabajo más personal que existe, tendremos que sentarnos bajo el árbol en el valle de las sombras y por tres días no ver a nadie. Realmente le damos la atención que merece. 

Tres días son cuantas veces nos sea necesario en nuestro mundo interior. Porque el tres es el número de la repetición, el triángulo. Y cada vez que pensamos haberle ganado la batalla a la depresión, algo nos golpea y volvemos a caer, cada vez más hondo, parece un abismo que no tiene fin.


Valor y mucha fe, son las herramientas para la batalla del alma. Aunque te de miedo, insiste y camina por tu valle de las sombras. Estamos en un viaje interior y lo de afuera nos es ajeno. Hemos perdido -o creemos- algo muy valioso para nuestro corazón. Necesitarás ayuda, pero insisto, nadie puede estar allí adentro más que nosotros mismos

Vamos viviendo nuestra desazón en silencio, porque las palabras no nos interpretan, aquí no hay nadie que pueda entendernos y acompañarnos.


Hay un dicho para esta batalla: "Así el noble empeña su vida con el fin de seguir su voluntad".


De tal manera, en los vaivén de la vida, un  día despertamos y se ha ido. Un día la grieta cicatriza y se ha ido. Ahora las pequeñas cosas nos contentan, nos llenan. Ya no hay grietas en nuestro lago para que se nos escurra. Nos hemos despojado de las falsas creencias y volvemos a nuestra esencia y continuamos nuestra vida.


Pero supongamos que ese camino no es el adecuado para ti, porque todos los caminos conducen a Roma, y tú vas por allá y yo por acá y tal vez nos encontremos allá.


Porque puede que hemos cicatrizado nuestro interior, pero lo exterior aún sigue en depresión y al paso de un tiempo, puedes volver a caer en este abismo.


Esta parte es cuando "el hombre de las rodillas escarlatas te acecha". En otras palabras, es cuando el destino insiste en doblegarte a vivir la desazón y parece que nada podamos hacer para evitarla.


Son momentos en que estamos rodeados de alegría pero seguimos en desazón en nuestro interior. Solamente la Fe es necesaria acá. Ofrendamos nuestra vivencia como un sacrificio, y no nos resistiremos a la razón de ser de las cosas. Acá la depresión no es provocada por nosotros, parece que el destino todavía tiene algo que enseñarnos. Basta que aprendamos la lección para que el destino actúe a nuestro favor. Es momento de reunir lo separado.


Pero, ¿Qué pasa cuando nos dejamos oprimir por cosas que no deberían oprimirnos? porque acá la depresión ya es vulgaridad. Algunos desarrollan adicción a estar deprimido, y se dejan deprimir por cosas que no deberían oprimirlos.

En este mundo existen personas de todo tipo, y a algunos les da por invocar la depresión como un estilo de vida. Es una de las actitudes más peligrosas del ser humano, porque mucho peso puede terminar por romper la espalda. Acá el destino nos deja a nuestro libre albedrío, porque la depresión aquí la hacemos muy bien por nuestros propios medios.



Siempre he recomendado meditar para combatir la depresión. Meditar para aceptarla, conocerla y finalmente combatirla. Con la meditación alcanzamos nuestra esencia, nuestra verdad, nuestro ser. Y una vez alcanzado dicho estado, estoy seguro que no habrá fuerza alguna capaz de doblegar el espíritu de quien sabe que lo posee.

Tal vez doblegue a aquellos que desconocen su valía en este mundo, aquellos que desperdician todo lo que fue necesario para que lograran obtener sus templos (sus cuerpos, sus vidas). Por ellos, levanto la mirada y doy sinceras oraciones, aunque puedan ser en vano.


Pero en vano, jamás. Siempre habrá uno, que destruido por arriba, renazca por abajo. Soy vivo ejemplo de ello.


PD: Si por alguna razón deciden usar narcóticos antidepresivos... Please... Cannabis -marihuana- es el antidepresivo natural.

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